Luz de una mañana de agosto
Hemos tomado estas fotografías desde el mismo mágico lugar que en la serie anterior.
La salida del sol contemplada desde Buenavista en las mañanas de agosto, nos regala una luz vibrante que llena de matices y contrastes nuestros barrios arracimados. Muchas casas blancas, otras salpicadas de colores cálidos, nos muestran sus tejados pardos o siena. Algunos tratan de alzarse desde la recóndita hondonada. Otros destacan por la privilegiada altura que les dan las naturales laderas de nuestros cerros.
Los dos templos resaltan, pero especialmente San Esteban, un mosaico variopinto de desiguales tejas, ladrillos y piedras. Templo humilde de frágil torre, coronada de cúpula azul, casi lapislázuli, que confronta con todo el entorno por su viveza y singular colorido.
Al fondo, la vega, a veces difuminada y sólo intuida, entre las calimas que nos trajeron los fuertes días de calor. Y entre el sol emergente y gran parte del caserío, se interpone la Guaría, que a contraluz bien parece rodeada de un nimbo dorado, recortado por las oscuras siluetas de los pinos.
Así son las estampas que nos regala en Santisteban la luz de una mañana de agosto.
Siempre me he recreado en los paisajes santistebeños, recordando mis visitas de joven y mis reuniones con fieles amigos durante mi pasado profesional en este maravilloso pueblo, que jamás olvidaré.
Cada vez que visito Santisteban, tengo el privilegio de disfrutar de vistas similares al amanecer, recordando momentos inolvidables, son aquellas pequeñas cosas que nos dejo un tiempo de rosas .
Escuchar, en el momento presente del amanecer, a las aves que sobrevuelan el pueblo dando la bienvenida a un nuevo dia ,es un chute de energia maravilloso para poder empezar una nueva jornada .